Capítulo Dos.
The X Factor.
Como al salir me dijeron el día que tenía que volver a la segunda audición, decidí irme a dar un paseo tan largo que duraría hasta la próxima audición.
Pero al intentar irme, alguien me agarró por el brazo haciendo que girase sobre mis talones.
-¿Por qué no ha venido tu familia a apoyarte? -me preguntó Harry.
-Digamos que...creo que mis padres ya ni se acordarán de que tienen una hija -contesté bajando la cabeza.
-¿¡Estás sola en la calle!? -gritó él y como acto reflejo le tapé la boca con las dos manos y miré a ambos lados para que nadie se diera cuenta.
-Puede, pero no se lo digas a nadie Harry... por favor-dije en un susurro volviendo a estar cabizbaja, me llevé la mano a mi brazo derecho.
-No te preocupes, yo te ayudaré, no puedo permitir que vivas así.
-Pero...-antes de terminar mi frase el me detuvo.
-Nada de peros, te vienes a mi casa, lo hablaré con mi madre y lo comprenderá ya veras -cogió mi mano y tiró de mi hasta donde estaba su familia.
Les explicó mi situación y sus padres lo entendieron, nunca me sentí tan agradecida como en aquel momento.
Nadie había hecho nada así por mí, nunca y me sentía un poco culpable, porque no podía darles nada a cambio.
Gemma, era la hermana de Harry, un verdadero encanto, me senté junto a ella en el coche y empezamos a conocernos, incluso me dijo que podría dormir con ella en su habitación.
La verdad es que su casa era maravillosa y el interior aún más.
Los días anteriores a la segunda audición los dedicamos a ir de compras juntas y hacer cosas entretenidas, aunque Harry me obligaba a ensayar con él a veces. En pocos días Harry se había convertido en una especie de hermano para mí, siempre estaba muy atento y cuidadoso conmigo, mucho más que con su propia hermana, aunque al parecer ellos ya estaban acostumbrados a aquellas peleas a las siete de la mañana por ver quien entraba primero al baño.
Entonces llegó el día de la audición y Harry estaba tan tranquilo que me sacaba de mis casillas.
A mí lo único que me relajaba un momento así era un cigarro, así que saqué uno de los últimos que me quedaban y me lo encendí.
-No deberías fumar -dijo Harry arrebantandome el cigarro, tirándolo al suelo y pisándolo.
-Y tú no deberías hacer eso -le contesté mirándole de reojo.
Seguimos discutiendo hasta que llegamos a la sala de espera de la audición, pues entonces cogió mi mano y me dijo:
-Esta es la oportunidad de hacer nuestros sueños realidad así que no lo estropeemos por una discusión, eh -dijo él sonriendo, yo me limité a asentir -buena chica -y me despeinó.
-No me toques el pelo o me veré obligada a matarte -le dije entrecerrando los ojos pero él siguió despeinándome -¡Harry Edward Styles!
-No grites -susurró- es mi turno, nos veremos luego -me guiñó un ojo y subió al escenario.
Estaba realmente nerviosa, no sabía que hacer, así que decidí ir a dar un paseo y fumarme el último cigarro antes de intentar dejarlo. Cuando salí me encontré a un chico de tez morena y pelo negro fumando a la salida de los estudios. Me acerqué, pues me dí cuenta de que Harry me había quitado el mechero y no tenía nada para encenderlo, y le pedí fuego.
-Perdona, ¿tienes fuego? -le pregunté un poco tímida.
-Sí -dijo acercando el mechero y encendiéndome el cigarro -¿también estas nerviosa?
-Mucho la verdad -contesté soltando una carcajada -¿cómo te llamas?
-Zayn, Zayn Malik.
-Nada de peros, te vienes a mi casa, lo hablaré con mi madre y lo comprenderá ya veras -cogió mi mano y tiró de mi hasta donde estaba su familia.
Les explicó mi situación y sus padres lo entendieron, nunca me sentí tan agradecida como en aquel momento.
Nadie había hecho nada así por mí, nunca y me sentía un poco culpable, porque no podía darles nada a cambio.
Gemma, era la hermana de Harry, un verdadero encanto, me senté junto a ella en el coche y empezamos a conocernos, incluso me dijo que podría dormir con ella en su habitación.
La verdad es que su casa era maravillosa y el interior aún más.
Los días anteriores a la segunda audición los dedicamos a ir de compras juntas y hacer cosas entretenidas, aunque Harry me obligaba a ensayar con él a veces. En pocos días Harry se había convertido en una especie de hermano para mí, siempre estaba muy atento y cuidadoso conmigo, mucho más que con su propia hermana, aunque al parecer ellos ya estaban acostumbrados a aquellas peleas a las siete de la mañana por ver quien entraba primero al baño.
Entonces llegó el día de la audición y Harry estaba tan tranquilo que me sacaba de mis casillas.
A mí lo único que me relajaba un momento así era un cigarro, así que saqué uno de los últimos que me quedaban y me lo encendí.
-No deberías fumar -dijo Harry arrebantandome el cigarro, tirándolo al suelo y pisándolo.
-Y tú no deberías hacer eso -le contesté mirándole de reojo.
Seguimos discutiendo hasta que llegamos a la sala de espera de la audición, pues entonces cogió mi mano y me dijo:
-Esta es la oportunidad de hacer nuestros sueños realidad así que no lo estropeemos por una discusión, eh -dijo él sonriendo, yo me limité a asentir -buena chica -y me despeinó.
-No me toques el pelo o me veré obligada a matarte -le dije entrecerrando los ojos pero él siguió despeinándome -¡Harry Edward Styles!
-No grites -susurró- es mi turno, nos veremos luego -me guiñó un ojo y subió al escenario.
Estaba realmente nerviosa, no sabía que hacer, así que decidí ir a dar un paseo y fumarme el último cigarro antes de intentar dejarlo. Cuando salí me encontré a un chico de tez morena y pelo negro fumando a la salida de los estudios. Me acerqué, pues me dí cuenta de que Harry me había quitado el mechero y no tenía nada para encenderlo, y le pedí fuego.
-Perdona, ¿tienes fuego? -le pregunté un poco tímida.
-Sí -dijo acercando el mechero y encendiéndome el cigarro -¿también estas nerviosa?
-Mucho la verdad -contesté soltando una carcajada -¿cómo te llamas?
-Zayn, Zayn Malik.